La Fundación Juan March dedica una muestra al Art Decó, el último estilo total.
publicado en Diario Design
Tomando el relevo de la exposición Charles Rennie Mackintosh que finalizó en Londres el pasado mes de marzo, El gusto moderno. Art Déco en París, 1910-1935, es el nombre de la interesante exhibición que hasta el 28 de junio se podrá visitar en la Fundación Juan March en Madrid.
El objetivo de la muestra ha sido fundamentalmente ofrecer la oportunidad de conocer, juzgar y disfrutar el que ha sido llamado “el último estilo total” de la historia: el difícilmente definible Art Déco. Ésta es la primera muestra que se le dedica en España y también la primera en celebrarse fuera de un museo generalista o de artes decorativas, en una institución con un programa de exposiciones centrado fundamentalmente en el arte moderno.
El gusto moderno. Art déco en París, 1910-1935 no es -y al mismo tiempo sí es- una exposición “de” artes decorativas. Compuesta por más de trescientos cincuenta objetos, la muestra cuenta con sobresalientes ejemplos de piezas adscribibles a las artes decorativas, pero ha sido muy precisamente concebida y desarrollada en abierto desafío a la ya tradicional separación–tan estricta como demasiado fácil– entre las bellas artes y las artes decorativas o aplicadas, típica de nuestra conciencia estética contemporánea, musealizada y moderna en el estricto sentido histórico de esta palabra.
La exposición quiere cuestionar la casi total ausencia del art déco en la historia del arte moderno y vindicar -tal y como ha ocurrido en algunos casos ejemplares a partir del revival déco que se produjo a partir de los años setenta- no solo la obvia belleza del Art Déco, sino el interés y la complejidad cultural y artística de su peculiar carácter moderno.
Lo que conocemos como Art Déco fue un estilo alternativo a la vanguardia: significó una modernidad más pragmática y ornamental que utópica y funcionalista y acabó convirtiéndose en el gran estilo del deseo y el gusto modernos, tan característicos de las sociedades occidentales y del capitalismo de las primeras décadas siglo XX.
La muestra se organiza en ocho secciones, cronológicas y temáticas, a través de las que se narra un fenómeno tan fascinante como poco conocido. Con más de trescientas cincuenta piezas de pintura, escultura, mobiliario, moda, joyería, perfumería, cine, arquitectura, vidrio, cerámica, laca y orfebrería, además de tejidos, encuadernaciones, fotografías, dibujos, planos, maquetas, carteles publicitarios y revistas, la exposición combina reconstrucciones y recreaciones que testimonian el gusto moderno y el aire de un tiempo tan difícil de captar como presente en nuestra cultura contemporánea.
Buena parte de las obras seleccionadas, procedentes de más de cincuenta colecciones públicas y privadas de Europa y Estados Unidos, se caracterizan por dos notas: muchas de ellas son obras valiosas y poco conocidas, pero de autores célebres; otras son igualmente valiosas, pero de autores desconocidos para el gran público. Son 122 artistas, artistas-decoradores, diseñadores, couturiers, interioristas, arquitectos, artesanos o ensembliers a través de cuyas obras se articula un relato expositivo que busca los orígenes del art déco en el París de la primera década del siglo XX, revisa el cubismo como una de sus fuentes y ofrece una panorámica del lujo y la funcionalidad de los interiores franceses de los años veinte.
La muestra recorre después la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas de París en 1925 y presenta una cuidada selección de objetos resultantes de los procesos de seducción para el consumo y creación de nuevos hábitos sentimentales, corporales e intelectuales que el art déco ejerció sobre la moda, la perfumería, los complementos y los objetos decorativos durante los años veinte y treinta.
El gusto moderno. Art déco en París, 1910-1935 se demora también en la presencia de lo exótico en el Art Déco –centrada en la Exposición Colonial de 1931 en París– y llega hasta mediados de los años treinta, cuando la peculiar modernidad del déco se reúne y se mezcla con aquellas nuevas formas –las de Charlotte Perriand, Le Corbusier o Eileen Grey– habitualmente identificadas con la modernidad, de cuya historia el art decó, curiosa e injustamente, parece casi no haber formado parte.
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