Patrimonio en riesgo
El Cerro Rico se debate entre la vida y la muerte, según advierte el último reportaje de Informe La Razón. Cinco siglos de explotación ininterrumpida amenazan con destruir su estructura cónica. Los intentos por preservar este histórico baluarte han fracasado hasta ahora por la negativa de los mineros de abandonar su fuente de trabajo, pese a que su vida también está en riesgo.
En 2010 apareció un hueco de 4 metros de diámetro y 12 de profundidad en la cúspide. Cuatro años después, pese al establecimiento de un área restringida a la explotación minera con el fin de evitar mayores daños, el diámetro y la profundidad del agujero se extendieron en 6,6 metros y en 50 metros, respectivamente. Esto en parte porque son muchos los mineros que continúan trabajando por encima de los 4.400 msnm, nivel que marca el inicio del área vetada, ya que a partir de esa altura es donde precisamente se encuentran las reservas más ricas de plata, plomo y zinc. Pero también porque las obras de restauración en esa parte de la montaña recién van a comenzar a ejecutarse en julio, según señalan dirigentes de la Comibol.
El Cerro Rico de Potosí es una reliquia histórica de valor incalculable para el país y el mundo. Sus entrañas se erigen como testigos del origen y el desarrollo de Bolivia como Estado independiente. Asimismo, en sus bocaminas y demás compartimientos se hallan inscritas la injusticia, la miseria y la explotación que significó la minería colonial; pero al mismo tiempo manifiestan una belleza artesanal que solo las manos experticias de antaño podían alcanzar.
Estos vestigios hablan de ausencias cuyo valor resulta incalculable para comprender la historia, hablan de la plata que permitió a España erigirse como el mayor imperio del siglo XVI, pero también de la ambición que mueve al mundo, sentimiento que justamente hoy pone en riesgo la preservación de estos importantes resabios. Por ejemplo, los cooperativistas han llegado al extremo de intervenir y cerrar el museo Diego Huallpa (que funcionaba en la mítica montaña a 4.200 msnm) luego de encontrar en su interior una veta de plata.
Se sabe además que al menos 138 hundimientos carcomen la estructura del Cerro Rico, y que éstos se profundizan cada día por factores climáticos, pero sobre todo por la ininterrumpida actividad minera que allí se desarrolla.
Por este motivo, en 2013 se conformó un comité interinstitucional integrado por autoridades de los tres niveles de gobierno, representantes cívicos y dirigentes mineros con el fin de garantizar la preservación del cerro. No obstante, tal parece que su intervención está resultando insuficiente. Y es que se enfrentan a una titánica labor: fiscalizar y controlar uno de los sectores más relevantes de la economía, el sostén de muchos hogares bolivianos, pero que es también una de las actividades más contaminantes y nocivas para el medio ambiente y el patrimonio histórico del país.
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